Desde hace algún tiempo, siento que mi vida gira entorno a una burbuja, he intentado escapar de ella, pero hay algo que me lo impide, es un vacío en mi alma, ¿seré yo el problema, o esa burbujita que refleja mi vida en segundos ?, bueno la verdad de las cosas, he conocido un millón de salidas, un millón de oportunidades que me llevan hacia otro mundo, ese que cuando eres pequeño lo deseas con tantas ansias, pero que faltaba ser un poco mayor para poder entrar y ser libre en tu propio mundo y ahora que he crecido ese mundo que añoraba día a día antes de acostarme cuando tenía cinco años desaparece, porque ya no tienes la suficiente imaginación, sensibilidad y ese espíritu pleno, que no ha sido tocado por nadie, ese corazón del bueno y es por eso que se cierran las puertas de tu mundo perfecto. Me presento soy Bernarda Sotomayor, nací en Concepción, tengo 19 años, soy una estudiante universitaria que busca vida en una cuidad mas grande. Llegué a Santiago hace algunos meses; vivo en una pensión, es muy acogedora, la dueña de esta casa inmensa que tiene un sin fin de puertas en sus costados, me ha recibido muy bien, se llama María, pero todos le dicen mariíta, mi cuarto es un tanto pequeño, no es la gran maravilla, pero me sirve para estudiar por las noches. Desde hace algún tiempo salgo con un chico muy apuesto de la pensión en la que vivo, se llama Gabriel y tiene 20 años, pero su forma de ser no es la misma que el resto de las personas, no se si es mi imaginación o algo parecido, pero no lo juzgaré si no lo conozco, hoy en la noche saldremos a una disco. Son las 11:30 de la noche y Gabriel aún no sale de su cuarto, me pregunto que le pasará, he golpeado su puerta por mas de media hora, pero lo único que escucho es su televisor prendido, en un programa que habla de la salud mental, intentaré localizarlo por última vez, toqué dos veces la puerta de su habitación y escuche un grito que decía -lárgate, no quiero verte jamás- y me imaginé que algún rumor le habían dicho, lo único que le dije fue - me iré, pero esta será la ultima vez que te buscaré. ADIÓS-. Llegué a mi cuarto y me recosté, me dio una impotencia tan grande, que destrocé uno de los cojines de mi cama, luego de eso, prendo el televisor y me recuesto en la cama, al cabo de unos minutos me quedo dormida profundamente.
Por la mañana Mariíta siempre me tiene el desayuno listo antes de ir a la universidad, pero esta vez no, estaba Gabriel sentado en la mesa de la cocina y mariíta haciendo el almuerzo, dije "buenos días" y me preparé desayuno. Gabriel hizo como que nada había pasado y empezó conversar conmigo, en realidad no lo escuche mucho, así que me paré y me fui a la universidad. En la tarde, cuando llegué había pétalos de rosas blancas alrededor de mi cama y en la ventana estaba Gabriel. Pregunté con voz alta, ¿qué haces en mi habitación? y respondió, quería darte una sorpresa y pedir una disculpa por lo de anoche ( si antes lo encontraba raro, ahora lo encontré mas aun), pero no me pude negar a sus disculpas y las acepté, luego de un abrazo larguísimo que nos dimos, suena su teléfono, era una mujer y de lo poco y nada que alcancé a escuchar, le decía que se habían acabado las recetas para unos medicamentos, no entendí bien el resto, pero se enfureció, y me dijo: te recompensaré, en una hora te quiero lista porque saldremos a comer. Me puse aún mas contenta y me arregle lo mas elegante que pude, estaba usando uno de los vestidos que mi madre me había regalado para mi graduación de cuarto medio, era rojo, largo y con un escote que alineaba mis pechos, al cabo de una hora, golpearon la puerta de mi habitación. Era Gabriel, se veía estupendo, vestía un frac negro y su corbata de un color metálico, que le resaltaba su rostro, era genial, sentí que ese mundo perfecto con el que soñaba desde pequeña, estaba tan cerca de Mí, sólo tenía que dejarme llevar.
La cena estuvo deliciosa, me llevó a comer sushi. Creo que en mi corta vida, jamás había comido tanto arroz con pescado. Estábamos solos en el restaurante, pero si bien nada es perfecto había algo que me incomodaba a ratos, cada vez que el chef me hablaba, Gabriel se enfurecía y apretaba mi brazo con fuerzas, lo encontré bastante extraño, pero no le tomé mucha importancia.
Luego de la cena, nos fuimos a la pensión y me quedé en su cuarto, nos besamos por largo rato, luego de eso empezó a quitarme el vestido, hasta que cayo al piso, su chaqueta voló por la habitación, y su corbata metálica la tenía pegada al cuerpo, luego de sacarse la camisa, nos recostamos en su cama y con voz armoniosa dijo: tu piel es tan delicada como una cajita de cristal ... luego de unos minutos se puso rojo y empezó a golpearme, desesperada tomé mi ropa y corrí hacia mi habitación, me encerré con llave y no supe de él en días…
Gabriel, era una persona bastante extraña y mi curiosidad fue mas grande, por consiguiente empecé a averiguar el por que de sus actitudes que cambian de un extremo al otro. La verdad es que no me costo mucho darme cuenta que de la persona que me había enamorado, ese hombre que hizo que yo estuviera apunto de entrar en mi mundo perfecto, fuese alguien con problemas mentales.
Estuve por más de dos meses insistiendo para que su enfermedad fuese controlada por algún especialista, pero este se desistió. No me quedó mas remedio que dejarlo, debido a que exponía mi vida estando con él.
Volví a Concepción, rehice mi vida, conformé una familia, pero siempre estaba él en mis pensamientos. Pasó mas de un año y no volví a saber del, hasta que un día camino a mi trabajo, se me acerca un hombre con barba, que usaba unos lentes pequeños y me dice – ¿Bernarda? – y sin pensarlo dos veces supe enseguida que era Gabriel, lo abracé como no lo hice en mucho tiempo, pero no hubo respuesta de parte del, le pregunté que es lo que hacia acá y respondió – vine a buscarte, estoy rehabilitado, cuando te fuiste de la pensión no dude en llamar a mi médico y me interné y ese día me jure salir adelante y recuperarte. Antes de ayer me dieron el alta y tengo un trabajo terapéutico estable, sólo faltas tú para que mi vida esté completa. Y mi respuesta fue obvia, Gabriel debes entender, ha pasado un año, y si me vine a Concepción fue a partir de cero, tanto laboral como emocionalmente. Tengo una familia preciosa, un esposo maravilloso y no quiero perder todo lo que me ha costado tanto entablar; por ti. Yo perdí hace mucho tiempo las esperanzas de recuperar lo que teníamos, así que te pido por favor que no me busque y tampoco insitas por que no cederé, Adiós.
A los pocos días me llega una carta de Gabriel, era para despedirse, mencionaba los momentos lindos que habíamos vivido en el sushi bar, en la pensión, etc. También mencionaba que esta seria la ultima vez que yo sabría del, que viviera feliz, que recordara que siempre habrá alguien que vivirá por mi, alomejor no en cuerpo, pero desde cualquier parte en donde él se encontrara cuidaría de aquella persona que le hizo ver la vida de otra forma, que le devolvió el alma al cuerpo y que por mas que lo buscara sólo lo encontraría en mi corazón…
SE RESERVA DERECHOS DE AUTOR XDXDXD
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1 comentario:
Querida Hija, tenías razón, este cuento es tanto o más bueno que el anterior, me gustan las historias que no necesitan tener finales felices, esto los hace más reales y creíbles.
Te abrazo a la distancia mi pequeña escritora en ciernes, te amo y te extraño todos los días.
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